UN VUELO EN GLOBO
La actividad
1. Preparación
La experiencia de hacer un viaje en globo no se reduce únicamente al hecho de elevarse y hacer un vuelo en globo, sino que se trata de una aventura global, que incluye una planificación cuidadosa y, sobre todo, un trabajo en equipo coordinado.
Lo primero que hacemos en el punto de encuentro es valorar si las condiciones meteorológicas son las óptimas para hacer el vuelo en globo. Para ello soltamos un globo sonda que nos permitirá comprobar el estado de los vientos, las corrientes y direcciones en diferentes altitudes.
Una vez verificado que las condiciones son las óptimas para volar, desplegaremos el globo.
Todos los miembros del grupo que hará el viaje en globo aquella mañana tienen su rol.
Lo primero que tenemos que hacer es descargar el globo del remolque y desplegar la vela, que queda tendida a lo largo de la explanada. Àngel, el piloto, abre la boca del globo y destina uno del viajeros para mantenerla abierta mientras un ventilador llena la cámara del globo de aire frío. Pero antes, se asegura que los mosquetones que cogen el anclaje a la cesta del globo estén bien agrupados y que los cables no estén enredados. Todo correcto. El globo está cogiendo unas dimensiones sorprendentes. Otra persona, en la parte posterior del globo, mantiene la cabeza de corona tensa, esto permite mantener la vela del globo tensa y favorecer un hinchado suave y controlado.
2. El despegue del globo…
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Una vez el globo se ha levantado, empieza la aventura de hacer un vuelo en globo. Los pasajeros suben a la cesta del globo y Àngel suelta un par de llamaradas que hacen elevar un poco el globo. Ascendemos con suavidad, mientras Àngel se comunica por radio con el coche de rescate, que nos vendrá a recoger una vez acabado el vuelo en globo. Vamos perdiendo el suelo de vista con una delicadeza sorprendente, casi sin darnos cuenta… ¡Estamos volando en globo!
Por fin empieza la verdadera experiencia de hacer un viaje en globo. Los pasajeros que hacen un vuelo en globo por primera vez sienten un temor inicial, miedo que va transformándose en un placer indescriptible cuando a 1.000 m de altitud y bajo un mar de nubes comprobamos que hacer un vuelo en globo es una actividad además de placentera, segura y controlada. El globo se desplaza a la misma velocidad que el viento, quedamos integrados en la natura, a expensas de sus ritmos. Para hacer ascender el globo Àngel va accionando el quemador. Una vez arriba, el quemador deja de funcionar y es entonces cuando la sensación de paz que tenemos cuando hacemos un vuelo en globo es absoluta. El globo se mueve a la misma velocidad y dirección del viento. No se puede controlar la dirección. Con la pericia que aporta la experiencia, la única cosa que hace el piloto en un vuelo en globo es aprovechar las corrientes que se encuentran en diferentes altitudes para que el globo se desplace en un sentido o en otro.
3. Descenso
Para hacer bajar el globo Àngel mantiene un ritmo de descenso controlado y suave. El aterrizaje del globo es también toda una experiencia. Se trata de uno de los momentos más poéticos de la experiencia de hacer un viaje en globo: cuando hacemos un vuelo en globo sabemos el lugar de salida pero no conocemos el de llegada. Se trata de un contacto muy íntimo con la natura, como si se hiciera un pacto de no agresión con ella, de complicidad. Por suerte el viento, tan importante durante todo el vuelo en globo, se desplaza en la dirección que más o menos hemos previsto. El globo se va acercando suavemente al suelo y finalmente lo tocamos. Bajamos del globo cuando Àngel nos avisa y estiramos con fuerza las cuerdas…
4. Recogida y almuerzo
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El vuelo en globo se ha terminado. Cuando nuestros pies tocan el suelo parece que todavía flotamos, que todavía estamos en el aire volando en globo. Dejamos descansar la vela del globo en el suelo suavemente y una vez tendida, la vamos doblando minuciosamente. No es un trabajo fácil, porque se tiene que ir expulsando todo el viento del interior y la vela tiene que meterse en un espacio muy reducido. Todos los participantes del viaje en globo participamos en esta tarea. Colocamos la cesta y el globo plegado en el remolque y empezamos a hablar, ahora sí, del lugar donde iremos a almorzar. Después de la experiencia de hacer un vuelo en globo no hay nada que fomente más los vínculos con el equipo que un buen porrón de vino acompañado de un suculento almuerzo. Una vez sentados en la mesa pasamos revista de esta gran experiencia que ha sido volar en globo, reímos y recordamos los momentos memorables del día. ¡Ah! Y Àngel, el piloto, entrega a los participantes de la experiencia los merecidos diplomas de vuelo.
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